El jabón potásico es muy apreciado en la agricultura y jardinería orgánica debido a su efectividad como repelente de insectos y plagas. Es importante entender la distinción entre un insecticida y un repelente. Los insecticidas matan a los insectos, eliminándolos de inmediato, mientras que los repelentes actúan disuadiendo a los insectos de acercarse o alimentarse de las plantas sin necesariamente matarlos. El jabón potásico no tiene un efecto letal inmediato sobre los insectos, sino que actúa como un repelente suave pero efectivo. Su principal acción radica en afectar el sistema externo de los insectos, disolviendo sus membranas celulares y deshidratándolos, lo que les impide moverse, alimentarse o reproducirse. Esta acción es especialmente útil para controlar plagas como ácaros, pulgones, cochinillas y moscas blancas. Además, el jabón potásico es menos perjudicial para los insectos benéficos, como las abejas y mariquitas, lo que lo convierte en una opción preferida sobre los insecticidas químicos tóxicos, que suelen tener efectos destructivos para toda la fauna del jardín. En contraste con los productos químicos agresivos, el jabón potásico actúa de manera más selectiva y suave, protegiendo el equilibrio ecológico del jardín.

La tierra de diatomeas también se utiliza como abono seco para enriquecer el sustrato de las plantas, especialmente en suelos que carecen de nutrientes esenciales. Su estructura porosa permite que retenga humedad, lo cual mejora la aireación del suelo y promueve un crecimiento saludable de las raíces. Además, la tierra de diatomeas es rica en sílice, lo que fortalece las paredes celulares de las plantas y las hace más resistentes a enfermedades. La cantidad recomendada de tierra de diatomeas para aplicar como abono seco es de 1 a 2 cucharadas por cada 10 litros de sustrato. Se debe mezclar bien con la tierra antes de plantar o agregarla en la parte superior de las macetas. A diferencia de los abonos químicos, como la urea, que liberan grandes cantidades de nitrógeno rápidamente y pueden ser tóxicos para las plantas si se usan en exceso, la tierra de diatomeas actúa de manera más gradual, proporcionando nutrientes de forma sostenida y sin riesgos para el medio ambiente.

A diferencia de los insecticidas agroquímicos, como los piretroides o los organofosforados, que son extremadamente tóxicos tanto para los insectos como para los seres humanos y animales, el jabón potásico es una opción mucho más segura y ecológica. Los insecticidas químicos pueden causar efectos perjudiciales a largo plazo, como la resistencia de las plagas, la contaminación del agua y la eliminación de insectos beneficiosos. Según estudios de la Agencia de Protección Ambiental de EE. UU. (EPA), muchos insecticidas comerciales tienen efectos negativos sobre la biodiversidad, la salud humana y la fauna local. En cambio, el jabón potásico, al ser un producto de origen natural, no genera estos riesgos. Además, su aplicación selectiva y suave sobre las plagas permite un control más balanceado y efectivo sin alterar el ecosistema en su conjunto. Los agricultores orgánicos y jardineros conscientes de la sostenibilidad prefieren el uso de jabón potásico precisamente por su bajo impacto ambiental y su eficacia sin comprometer la salud de los seres humanos ni la de los ecosistemas.